Camisa a cuadros y pantalón beige. Se abre paso entre la gente para llegar a la escuela Rosa G. de Morillo, al norte de la Capital. Norman Wray, concejal de Quito, llega a su recinto electoral sin mucho alboroto. La gente parece no conocerle. Un poco confundido encuentra su mesa, la 210.
Mientras hace fila para entrar a votar, un hombre delante de él se queja. “Como esto no es de todos, ahí está la desorganización”, exclama y se va. Norman lo mira alejándose y hace una expresión de sorpresa.
Entra, pide su papeleta y se sienta. Hace unas cuantas rayas. Levanta la hoja y sonríe mostrándola para que le tomen una foto. A la salida dos periodistas se le acercan y piden sus declaraciones. “Esperamos que el proceso electoral se desarrolle con normalidad”, dice. Afirma que ha sido una campaña difícil, puesto que él y su movimiento, ‘Ruptura de los 25’, apoyan el NO y, en muchos casos, ha sido una competencia desigual porque han tenido que pelear con los grandes recursos que tiene el oficialismo para convencer a la gente.
“Creemos que la Consulta Popular, desde que fue planteada, no recoge el espíritu de los que se aprobó en el proceso constitucional de Montecristi y por eso apoyamos el NO”, comenta. Dice que a las tres de la tarde se reunirá con sus compañeros del movimiento para ver los resultados y que estarán también observando que el proceso sea transparente. Luego darán una rueda de prensa con todas sus impresiones. Por el momento piensa ir a ver como ejerce su derecho al voto su coidearia Alexandra Ocles que vota en La Condamine.
Se acerca a una niña para que plastifique su documento. Le agradece y se aleja. Entre risas dice: “Sacarán una notita media chévere”. Sube a su Vitara plateado y se despide con la mano.
Sabrina López
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